Lo que nos interesa es el pensamiento, pero lo que en realidad percibimos es el curso del discurso. Suponemos que el discurso que oímos refleja los pensamientos del paciente.
La mayoría de los problemas que describimos aquí suele ser evidente sólo durante la fase
aguda del padecimiento. Pueden agruparse en dos categorías generales:
1) defectos de asociación (la manera en que une las palabras para formar frases y oraciones) y 2) la velocidad y el ritmo anormales.
1- Asociación
Primero, observa si el discurso es espontáneo u ocurre sólo en respuesta a una pregunta. Si es esto último, debes esmerarte en inducir al paciente a hablar con espontaneidad:
“Le agradezco toda la información que me ha proporcionado, pero ahora pienso que
sería de ayuda si usted sólo habla de sus problemas por un momento. De ese
modo, tendré una mejor idea de lo que le está molestando.”
Si no tienes éxito con esto, la cantidad de información que puedas obtener acerca de los patrones del discurso será, evidentemente, limitada. Registra ejemplos del discurso y observa los intentos que haces para obtener más.
● Descarrilamiento. A veces llamado asociaciones vagas, el descarrilamiento es una ruptura de la asociación de ideas en la que una parece tropezar con otra. Las dos ideas pueden estar relacionadas de una manera frágil o no tener ninguna relación en absoluto.
Puedes entender la secuencia de las palabras, pero la dirección general parece no seguir una lógica, sino rimas, juegos de palabras u otras reglas que pueden no ser evidentes para un observador. Lo que resulta es un discurso que parece signifi car algo para el paciente, pero no para ti:
“Ella me dice algo adentro una mañana y afuera a la siguiente.”
“Más vale medio pan que la enchilada entera.”
“Nunca regresaré otra vez a esa tienda. No tengo suficiente arena para mis zapatos.”
● Un tipo especial de asociaciones vagas es la fuga de ideas, en la que una palabra o frase de un pensamiento estimula al paciente para saltar en otra dirección. Aunque el paciente (y tú) puedan definir la relación entre dos ideas consecutivas, el proceso de pensamiento global parece no tener un objetivo final, y el paciente, por lo general, pierde el hilo de la pregunta original.
● Tangencialidad (discurso tangencial). Estos términos describen una respuesta que parece ajena a la pregunta formulada. Si hay alguna relación entre la pregunta y la respuesta,
es difícil discernirla.
Entrevistador: ¿Cuánto tiempo vivió en Wichita?
Paciente: Hasta a los osos hormigueros les gusta el beso francés.
● Pobreza del discurso. Ésta es una reducción notable con respecto de la cantidad normal de discurso espontáneo. El paciente responde brevemente cuando esperas una respuesta más elaborada y, a menos que le insistas, puede no decir nada por periodos prolongados. Cuando esta conducta alcanza el extremo del mutismo, hay poco o nada de discurso. Los pacientes con depresión pueden mostrar pobreza del discurso. El mutismo es más característico de la esquizofrenia, pero a veces se encuentra en trastornos con síntomas somáticos. Debe distinguirse de la afonía, que es de origen neurológico.
Los siguientes términos designan anormalidades del discurso que se encuentran en pocas ocasiones en las entrevistas clínicas. Los defi niré brevemente, pero, a menos que trabajes en el pabellón de un hospital psiquiátrico, quizá nunca encuentres ninguna de estas conductas. La mayoría suele presentarse en la esquizofrenia, pero cualquiera puede encontrarse en las psicosis de origen neurocognitivo. Cuando encuentres un ejemplo, asegúrate de registrarlo y trata de averiguar por qué el paciente respondió de esta manera.
● Pensamiento bloqueado. La cadena del pensamiento se detiene de repente, antes de
llegar a su destino. Por lo general, el paciente no puede dar una explicación adecuada;
sólo dice que la idea “se le olvidó”.
● Aliteración. Frase u oración que contiene de manera deliberada repeticiones múltiples
de un mismo sonido o sonidos similares: “Corrí el riesgo, querido doctor, de reconocer
perros repugnantes corriendo una carrera contra un carro”.
● Asociaciones escandalosas. La elección de palabras individuales está regida por la rima
u otras semejanzas sonoras, y no por las necesidades de la comunicación.
Entrevistador: ¿Quién lo trajo al hospital?
Paciente: Mi esposa, mi esposa amorosa que no es celosa.
● Ecolalia. Al responder una pregunta, el paciente repite innecesariamente palabras o frases
del entrevistador. Esto puede ser muy sutil, hasta el punto de que te puedes dar cuenta
sólo después de varias repeticiones.
Entrevistador: ¿Cuánto tiempo estuvo en el hospital en esa ocasión?
Paciente: ¿Cuánto tiempo estuvo en el hospital? Estuve en el hospital mucho, mucho
tiempo, ése fue el tiempo que estuve en el hospital.
● Verbigeración. El paciente sigue repitiendo una palabra o frase sin un propósito evidente.
“Estaba tranquilo como muerto. Como muerto. Tranquilo como muerto. Como muerto.
Tranquilo como muerto”.
● Incoherencia. El discurso está tan desorganizado que ni siquiera las palabras o frases
individuales parecen tener una conexión lógica: “Tuvimos una noche terrible, ya tuvimos
●Neologismos. Sin una intención el paciente inventa palabras, a menudo a partir de partes
de palabras de diccionario. La estructura resultante puede sonar bastante auténtica: “No
lo quería tejiendo telarañas por todos lados, así que lo aplaste con mi aracnoticón [un
zapato].”
● Perseveración. El paciente repite palabras o frases, o regresa en muchas ocasiones al
punto que ya se ha abordado o mencionado.
Entrevistador: ¿Y cómo era su novia?
Paciente: Ah, tenía el cabello largo y rubio, y se hacía una cola de caballo.
Entrevistador: ¿Sentía que ella lo apoyaba cuando usted tenía problemas con su ex
esposa?
Paciente: Pero no era muy alta. Un poco más de 1.50 m.
Entrevistador: Lo que quisiera saber ahora es cómo era su relación con ella.
Paciente: Era bonita, en verdad bonita.
La perseveración, que también puede ocurrir como una conducta motriz repetitiva, suele
presentarse en el contexto de un defecto de la memoria e indica una enfermedad orgánica
que implica al cerebro.
● Discurso afectado. El acento, la fraseología o la elección de palabras confi ere al discurso
un toque poco natural o peculiar, como si el paciente fuera alguien por completo diferente.
Podría decirse que un mexicano que fi nge un acento español o que usa con frecuencia
expresiones peninsulares tiene un discurso afectado.